“De cuándo se tiene que enamorar al diablo para sobrevivir”. La expropiación del cuerpo y los afectos en un sistema de esclavitud

Ixchel Yglesias González Báez*

“De cuándo se tiene que enamorar al diablo para sobrevivir”. La expropiación del cuerpo y los afectos en un sistema de esclavitud

El título de la ponencia fue construido en conjunto con una mujer en situación de prostitución, mujer a la que le platiqué del simposio, el tema, los objetivos y mi participación, ella me pidió que la nombrara Esther, que pusiera este nombre para que ustedes sepan que ella enamoró al diablo para sobrevivir y para que otras mujeres lo hicieran, Esther me decía que las mujeres en muchas ocasiones tienen que pactar con el diablo, ¿quién es el diablo para ellas?, es uno de los elementos que analizaré.

¿Por qué hablo de sistema de esclavitud?

Para entender porque la prostitución es una forma de esclavitud de las mujeres y él porque es una violencia extrema de tipo feminicida es necesario hacer una breve descripción del contexto y enmarcarla en México, lugar dónde trabajo y acompaño a las mujeres.

¿Qué está pasando en México?

En México diariamente se violan los derechos humanos de las personas, tenemos gobernantes que asesinan, censuran, ignoran y ejercen violencia contra la población; sobran ejemplos para ilustrar esta aseveración, entre ellos están las mujeres asesinadas de ciudad Juárez , Chihuahua, las mujeres asesinadas en el Estado de México, los 43 estudiantes desaparecidos forzadamente en Iguala, Guerrero,[2] sólo por poner algunos ejemplos; el contexto que tenemos en todo el país está marcado por megaproyectos que despojan a las personas de la tierra, se reprime y se mata, se vende el aire, la tierra, el agua, las montañas y las costas; las reformas estructurales se encargan de vender y precarizar la salud y la educación, de eliminar de los planes de estudio todo aquello que pueda desarrollar un pensamiento crítico en las personas, se quita la soberanía alimentaria, se busca desaparecer las voces que digan ya basta, que resistan y organicen.

A principios de octubre del 2015, se homogenizó el salario mínimo en México, el cual es de $70.10 por día, lo que equivale a 4.12 dólares,[3] el aumento fue de $1.82, lo que equivale aproximadamente a 4 centavos de dólar, mientras que el rango de pago por hora en Estados Unidos va de los $5.15 a los $9.47 (dólares), lo que nos muestra la gran desigualdad social, la precarización del salario mínimo, la desigual distribución de la riqueza y que este salario mínimo no alcanza para cubrir las necesidades básicas para la subsistencia.

De forma muy breve y resumida esto es lo que se vive en México, hombres y mujeres son afectados por las condiciones de violencia estructural que genera subordinación y opresión, y es diferenciada por el género afectando mayoritariamente a las mujeres, en México hay 7 feminicidios por día, lo que nos lleva a plantear el contexto mexicano como un contexto feminicida.

De todas las mujeres, las mujeres en situación de prostitución son las más afectadas por las relaciones desiguales de poder y el ejercicio de la violencia, ya que las condiciones de vulnerabilidad que viven antes de ingresar al mundo de la prostitución y dentro de éste son extremas debido a la misoginia y la construcción y categorización diferenciada de las mujeres, construcción que se expresa en el binomio mujeres “buenas o decentes”, y mujeres “malas, sucias e indecentes”, esta diferenciación es construida y reproducida culturalmente, provoca enemistad femenina y refuerza mitos patriarcales para esclavizar y objetivar los cuerpos femeninos, uno de estos mitos es el de la “insaciabilidad sexual masculina”, el cual argumenta incluso con discursos médicos y científicos al servicio del poder patriarcal, que las necesidades sexuales en los hombres son diferentes y mayores a las de las mujeres, olvidando que la sexualidad humana es más producto de la cultura que de lo biológico, este mito es la base fundante del reglamentarismo, modelo que aboga por la reglamentación del mal llamado trabajo sexual, este modelo surgió en Francia a principios del siglo XIX, el médico higienista a quién se le denomina padre del reglamentarismo fue Jean Duchatelet, quién hace una analogía higiénico moral entre la prostitución y el drenaje, para él la prostitución es un mal necesario y cumple la función del drenaje, siendo la vagina de las prostitutas el equivalente a una alcantarilla sucia y putrefacta por dónde entran los desechos,[4] concebir así a la prostitución es lo que nos lleva a entender la génesis de las ideas y prejuicios asociados a la suciedad o a la limpieza y pureza de los cuerpos de las mujeres, estos prejuicios y normas se expresan como estigmas en los cuerpos de las mujeres, la suciedad está vinculada con el uso y la limpieza y se vincula con la pureza y la virginidad.

La base sobre la que estos estigmas se construyen es lo que Françoise Héritier denomina la valencia diferencial de los sexos,[5] la cual explica la construcción de la diferencia sexual como desigualdad social, una desigualdad que se construye a partir de las diferencias básicas, diferencias que parten de los fluidos corporales, principalmente el esperma y la sangre, el esperma en la cultura patriarcal es construido como marca, semilla y símbolo de apropiación, la sangre es construida como virtud cuando se le vincula con el sangrado de la primera relación sexual dentro de una relación matrimonial, ya que muestra la virginidad de las mujeres, de otra forma la sangre es construida como una mancha, y es entonces que a las mujeres se les dice “manchaste el honor de la familia” o “manchaste el nombre de la familia”, cuando la mujer pierde la virginidad. Es importante hacer la diferenciación entre la sangre menstrual y la sangre del himen, ya que ambas tienen un significado diferente, es la sangre del himen la que es constitutiva del honor o deshonor femenino. La pérdida de la virginidad es construida en todas las culturas como una etapa liminal, como un punto de quiebre y cambio en el ciclo vital de las mujeres vinculado a la reproducción social, cultural y moral. La virginidad como concepto parte de la idea de una virgen inmaculada, e inmaculada quiere decir sin mancha, lo que lleva implícito que la mujer que tiene relaciones sexuales se mancha y pierde el honor, ¿pero es la sangre la que mancha?, desde la argumentación anterior podemos analizar que es el esperma el que mancha a la mujer, ya que la normas sobre la sexualidad impuestas por la cultura nos han llevado a confinar la sexualidad a la reproducción, entonces el esperma que el hombre deposita en la mujer es para la reproducción, este esperma es virtud, es la semilla que marca la apropiación y expropiación de la sexualidad y el placer de las mujeres, ya que se confina a la mujer a la maternidad obligatoria, la lleva a ser “la madre de los hijos” de un hombre, pero ¿qué sucede con el esperma que no es para la reproducción?, bueno, esto está vinculado a lo que Duchatelet decía, y explica por qué él consideraba a la vagina de las prostitutas como una coladera por la que entran los desperdicios, ¿qué desperdicios entran?, lo que entra en la vagina es un pene y el semen que no es para la reproducción, esto se considera un desperdicio, una mancha en la mujer y es por esto que se crea y reproduce el estigma de la suciedad, entender esto nos lleva a comprender el origen de la dominación y expropiación de los cuerpos y sexualidad femenina, ya que se objetiviza a la mujer poniéndola como un receptáculo de fluidos, así mismo permite comprender las sanciones sobre la vivencia de la sexualidad no fundante de vida, y la construcción de la culpa y la vergüenza como mecanismos de subordinación de las mujeres que escapan a las normas morales de la sociedad.

Entender la construcción de la diferencia sexual como desigualdad social, política, cultural e histórica, nos lleva a comprender como surgió el sistema de dominación patriarcal y a vislumbrar los puntos clave para trabajar y erradicar las formas de violencia contra las mujeres. Los estigmas de la suciedad marcan el cuerpo de las mujeres en situación de prostitución, y deben de ser entendidos como una forma de violencia contra las mujeres, así mismo el sistema proxeneta utiliza como base fundante para su existencia y reproducción al sistema patriarcal, es su razón de existir, ya que se beneficia de las concepciones sobre la sexualidad femenina, de las sanciones y normas sobre los cuerpos, de la expropiación del placer, la libertad y la vida.

El sistema proxeneta está construido sobre la estructura básica de la esclavitud sexual6, la cual es definida por Oscar Montiel cómo:

“Un acto primario de poder que ejerce el sistema proxeneta para anular la autonomía de las mujeres y someterlas a la esclavitud sexual con base en poderes de dominio, físico o psicológico; con la amenaza de muerte, real o simbólica, o con la falsa promesa de un futuro mejor. Está sustentada en conocimientos y alianzas pactadas en colectivo en un proceso dinámico y adaptativo”.

Un ejemplo de cómo se relaciona la construcción de este sistema de esclavitud sexual de las mujeres con los estigmas creados a partir de las nociones violentas de la suciedad, la mancha y el deshonor nos lo da Esther, quién dice:

“Yo creo que de alguna forma todas las mujeres que estamos en la prostitución estamos muertas en vida, ¿por qué? Porque nos sentimos indignas, sucias, manchadas, nos sentimos usadas, nos sentimos culpables, nos convertimos en esclavas y aunque digamos que estamos bien no es así, somos esclavas de los hijos, de los 2, 4, 5 o 10 hijos que tenemos, somos esclavas de ellos porque tenemos culpa, hacemos todo por ellos porque nos sentimos sucias, somos esclavas de nuestras parejas, soportamos todo lo que nos hacen porque sentimos que somos malas, soportamos a huevones[7] y mantenido por el miedo más terrible que tenemos, el miedo a la soledad”.

El sistema proxeneta crea estrategias para reclutar, someter, dominar y esclavizar a las mujeres, estas se crean a partir de la cultura, de las nociones y sanciones sobre la sexualidad femenina, esto esta expresado en el testimonio anterior y la descripción que Esther hace sobre el sentimiento de suciedad y no dignidad. Es muy interesante el análisis y síntesis que Esther realiza en el que expresa el paso de la marca y el estigma a la somatización del poder para la configuración y reproducción de la esclavitud, de sentirse sucias, culpables y manchadas pasan a ser esclavas, y ella expresa como los poderes de dominio del sistema proxeneta se asoman en los discursos de la mujeres, esto se ejemplifica cuando dice “y aunque digamos que estamos bien no es así, somos esclavas”, es decir, que la eficacia de la esclavitud está su ocultamiento para quienes la sufren, en la normalización, naturalización y negación de la propia situación de subordinación. La expropiación de la libertad y de la existencia provoca que la soledad sea desolación, la soledad es un espacio de terror en muchas mujeres porque al ser despojadas de sí mismas el espacio propio se convierte en un espacio vacío, y esto a su vez crea una espiral que regresa a las mujeres a la condición de esclavitud, ya que el espacio vacío en la cultura patriarcal se ha construido como un espacio que requiere ser ocupado, conquistado, guiado y protegido, por lo que las mujeres entregan su soledad a la compañía, domino y control de los hombres.

Los proxenetas o parejas de las mujeres utilizan la desolación y la necesidad de compañía de las mujeres, y crean la idea de un futuro que está sustentado en aspiraciones sociales, culturales y familiares de las mujeres.[8]

Otro elemento muy importante que señala Esther es la muerte en vida, esto desde mi análisis es considerado una forma de violencia feminicida, ya que el hecho de que las mujeres puedan sentirse muertas, que sientan que mueren por tristeza o desesperación es una forma extrema de violencia contra ellas que las anula y les expropia la autonomía y la capacidad de ser felices.

¿Cómo se construyen las relaciones de esclavitud en el sistema proxeneta?, Montiel explica la construcción de la dialéctica del proxeneta/mujer prostituida a partir de la dialéctica del amo y el esclavo creada por Hegel, y esta relación de esclavitud entre el proxeneta y la mujer prostituida es el elemento central de la estructura básica de la esclavitud sexual de las mujeres, es la relación social construida por mecanismos de control que se encargan de enemistar a las mujeres con otras mujeres, de anular su autonomía y volver invisible la figura del proxeneta, sobre la enemistad femenina Esther menciona:

“Hay mucho odio en las calles, entre las mismas compañeras nos destruimos; los padrotes, los clientes, los dueños y empleados de los hoteles nos ponen a pelear entre nosotras, mandan a otras mujeres para que nos peleemos, nos utilizan, es muy difícil generar unidad entre nosotras, (...), yo pienso que no hay niveles ni categorías en la prostitución, todas somos mujeres, somos iguales, nos enfrentamos a lo mismo, pero muchas no lo ven así, se insultan, se pegan se dicen mugrosa, piojosa, sucia, se sienten diferentes, pero no es así”

La enemistad femenina en el mundo de la prostitución divide a las mujeres, las vuelve enemigas, las pone a competir por los clientes y no le permite a las mujeres crear alianzas y diálogos para visibilizar y desestructurar al sistema proxeneta, esta enemistad se expresa en diferentes formas:

  • Enemistad de las mujeres prostituidas con las mujeres que llegan solas al mundo de la prostitución.
  • Enemistad de las mujeres que llevan más tiempo en el mundo de la prostitución con las mujeres recién llegadas.
  • Enemistad de las mujeres en situación de prostitución con las líderes o madrotas.
  • Enemistad de las mujeres en situación de prostitución con las mujeres que están fuera del mundo de la prostitución.

Esther analiza el papel que juegan las mujeres, describe porque actores son utilizadas y da la clave para desestructurar la dialéctica del proxeneta y la mujer prostituida, lo hace al decir que en la prostitución no hay categorías ni niveles, hay algo que hace a las mujeres iguales, y es la subordinación producto de la explotación y condición para la esclavitud sexual.

¿Cómo se relaciona la construcción de los afectos con la esclavitud sexual?

Los afectos desde la subordinación parten de la necesidad de reconocimiento debido a la anulación de la autonomía y la dependencia vital que viven las mujeres, el reconocimiento es un poder de dominio, es un poder que legitima el ser para la esclavitud, Celia Amorós menciona “Cuando el poder se instaura como poder de reconocimiento, a la vez que el reconocimiento se instituye como poder, se vuelve poder de reconocer a los reconocedores”9, esto nos ejemplifica como opera la dialéctica del proxeneta/mujer prostituida en la construcción de los afectos, el proxeneta o el sistema proxeneta son la fuente del reconocimiento, son quienes dan la legitimidad, la existencia, los motivos y razones para ser, crean dependencia a partir de la expropiación de los espacios vitales, de la conversión de la soledad en desolación, al llenar los espacios vacíos se construye el amor, un amor que tiene como fuente la carencia, el despojo, la violencia y el ejercicio del poder.

Es muy difícil para las mujeres identificar el ejercicio de poder del sistema proxeneta debido a la relación afectiva que guardan con el proxeneta o a que sus relaciones afectivas, aunque no sean con proxenetas, son construidas desde las marcas que provocan los estigmas anteriormente explicados, es este uno de los motivos por los cuales las mujeres colaboran con la reproducción del sistema de esclavitud, no son unas víctimas autómatas, las mujeres son sujetos y participan de sus propias condiciones, es esta la eficacia del sistema patriarcal y el sistema proxeneta: convertir a las mujeres en reproductoras del propio sistema, al respecto Carole Pateman escribe sobre el contrato social, el contrato de la prostitución y el contrato sexual, explica como los contratos sustituyen, aunque sólo sea de apariencia, a las relaciones de servidumbre y esclavitud, son la forma moderna de explotar a las personas haciéndolas participes de su propia esclavitud, ella menciona:

“Un amo exige un servicio, pero exige también que ese servicio sea ejecutado por una persona, un yo, no meramente por un trozo (despersonalizado) de propiedad. John Stuart Mill subrayó que los varones no quieren solamente la obediencia de las mujeres, quieren sus sentimientos. Todos los varones, excepto los más brutales, desean tener no un esclavo forzado sino uno voluntario, no meramente una esclava, sino una favorita”. (Amorós, 2005)

El tema del consenso, la voluntad y el ejercicio de derechos en la toma de decisiones se ven seriamente cuestionados con esta argumentación, el éxito del sistema proxeneta se debe al involucramiento emocional que tiene las mujeres con los sujetos que las esclavizan sean los padrotes o los prostituyentes.

A la construcción de los afectos se suma el legado moral en torno al amor, como son: la culpa, el sacrificio, la resignación, el temor y la vergüenza, estos elementos parten de la construcción del amor romántico, una forma de amor que anula a las personas y que tiene como eje central las relaciones de poder y el ejercicio de la violencia; estos elementos son herencia de la construcción cultural de los sistemas religiosos, es por eso, que una lectura crítica de las relaciones de poder y el amor puede ayudar para la desestructuración de la dominación, Hannah Arendt analiza el concepto de amor en San Agustín, y nos da mucha luz para entender la expropiación a partir de la posesión, “En el momento de la posesión, el anhelo como voluntad de tener y de conservar da paso a un temor de perder”,[10] esto nos muestra cómo se construyen las espirales de subordinación en torno al amor, el temor a perder, que puede ser construido en las mujeres por sentirse culpables, sucias, indignas, las lleva a resignarse y sacrificarse, a realizar “todo por amor”, porque “el amor vale la pena”, ¿por qué la pena?, ¿qué es la pena?, es el sufrimiento como un precio a pagar para ser amadas, la pena es la sanción moral que se expresa en lo jurídico, la pena y la condena tienen un origen religioso que implica el sacrificio; el temor a perder se corresponde con el deseo de tener y es de esta forma que el sistema proxeneta controla a las mujeres a través de la construcción de una idea de futuro, una idea que refuerza las espirales de subordinación, ya que las mujeres no están en el centro y por lo tanto el deseo se queda como deseo no realizable, como un deseo motor de la cotidianeidad, hay “que aguantar” dicen las mujeres, pero la realidad de violencia que viven no les permite ponerse en el centro y realizar lo que desean.

¿Por qué Esther menciona que ella tuvo que enamorar al diablo para sobrevivir?

Esther analiza como tuvo que sacrificarse para sobrevivir y para que otras mujeres lo hicieran, tuvo que comenzar y mantener una relación de violencia para seguir viviendo, ella dice “tuve que pactar con el diablo”, pero ceder no es consentir, es la única forma de sobrevivir, es así como Esther comenzó una relación violenta, una relación que la maltrata y que muchas veces la ata, ella mencionaba que es lo que muchas mujeres tienen que hacer y que aunque no son felices mantener estas relaciones les permite sentirse cuidadas, acompañadas y poder concentrarse en juntar el dinero suficiente para sobrevivir y mantener a sus hijos, es la el ejemplo claro del sacrificio, de cómo las mujeres en situación de prostitución son víctimas de múltiples violencias que las llevan incluso a ser el objeto de su propio sacrificio, se sacrifica el tiempo, se sacrifican los afectos y la felicidad.

Y para concluir es necesario ilustrar como se cierra esta espiral de sacrificio y subordinación para la construcción y reproducción de un sistema de dominación y esclavitud, esta espiral se cierra con la amenaza cotidiana de muerte que viven las mujeres en situación de prostitución, es la amenaza de sobrevivir en un contexto feminicida, Esther dice: “Aquí, en la prostitución, nos matan con besos, mientras te besan te apuñalan, te acarician para golpearte, te hablan bonito para matarte”, esto es la descripción de lo que diariamente tienen que enfrentar las mujeres en situación de prostitución, ellas tienen desarrollar capacidades para la lectura de las personas para tratar de identificar quien podría querer asesinarlas dentro de un cuarto de hotel, esta violencia feminicida nos muestra como todos los discursos que pretenden hacer de la prostitución un trabajo en el fondo niegan a las mujeres las posibilidades de exigir un verdadero derecho al trabajo, a un trabajo que no las lesione, esclavice, vulnere y que no las asesine.

Para que el perfecto amor pueda existir, un amor que sería el amor propio, un amor que pueda recibirse en el propio cuerpo, para que nuestros cuerpos se cuiden y sean respetados y no usados, tal como lo dice la encíclica Laudato Si', es necesario comprender cómo se estructuran las relaciones de dominación en torno a los afectos, es necesario desestructurarlas para que el amor no mate, no sea atadura, esclavitud y servilismo, para que el amor sea propio, creatividad y trascendencia es necesario erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres desde sus orígenes.

Notas

* Ixchel Yglesias González Báez (26 años), es antropóloga social, desde hace 6 años trabaja con mujeres en situación de prostitución en diferentes contextos de explotación sexual. Forma parte del Centro de Estudio Avanzados en Prostitución Trata y ha participado en diferentes proyectos de investigación en los que ha trabajado con familias de mujeres víctimas de feminicidio, de explotación sexual y desaparición; así mismo con las mujeres en situación de prostitución ha acompañado diversos procesos sobre empoderamiento a partir de sus historias de vida. Se dedica a la investigación activa y participativa con las mujeres para comprender como los poderes de dominio del sistema proxeneta se insertan en sus discursos, cuerpos y acciones, y de esta forma desarticular su efecto y así poder construir estrategias para que las mujeres salgan de la esclavitud sexual.

3 Estas cifras pueden variar dependiendo del precio del dólar, el cálculo fue realizado con la venta del dólar a 16.99 pesos por un dólar, precio del 14 de octubre del 2015.

4 Ver De la prostitution dans la ville de Paris, Parent-Duchatelet 1836.

5 Ver Françoise Héritier, Masculino y Femenino II.

6 Oscar Montiel define la estructura básica de la explotación sexual en su tesis de doctorado El lado obscuro del México Profundo: la estructura básica de la explotación sexual y las lógicas de reproducción social comunitaria como parte del proceso de proxenetización en una región rural, pero cambia el concepto por estructura básica de la esclavitud sexual en el artículo El ciclo vital de las mujeres en situación de prostitución y el sistema proxeneta.

7 Huevón es un término que alude a la persona que no le gusta trabajar, un sinónimo es flojo u holgazán.

8 Ver Oscar Montiel, El lado obscuro del México Profundo: la estructura básica de la explotación sexual y las lógicas de reproducción social comunitaria como parte del proceso de proxenetización en una región rural. Tesis de Doctorado, Trata de personas. Padrotes, iniciación y modus operandi. Tesis de maestría.

9 Ver Arendt, 2009:24

10 Ver Pateman, 1995:286

 

Bibliografía:

  • Amorós, Celia, 2005, La Gran Diferencia y sus pequeñas consecuencias... para las luchas de las mujeres. Ediciones Cátedra, Madrid, España.
  • Arendt, Hannah, 2009, El concepto de Amor en San Agustín. Ediciones Encuentro, Madrid, España.
  • Héritier, Françoise, 2007, Masculino/Femenino II. Fondo de Cultura Económica. Argentina.
  • Lagarde, Marcela, 2001, Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia. Cuadernos Inacabados No. 25. Horas y HORAS la Editorial. España. 244 p.
  • Montiel Torres, Oscar, 2007, Trata de personas. Padrotes, iniciación y modus operandi. Tesis de maestría. CIESAS-D.F.
  • __________________, 2013, El lado obscuro del México Profundo: la estructura básica de la explotación sexual y las lógicas de reproducción social comunitaria como parte del
  • proceso de proxenetización en una región rural. Tesis de doctorado. CIESAS-DF.
  •  __________________, 2015, El ciclo vital de las mujeres en situación de prostitución y el sistema proxeneta. En prensa.
  •  Pateman, Carole, 1995, El contrato sexual. Editorial Anthropos y Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, España.