Declaración final sobre Globalización y educación

2005
Statement
17 de noviembre

Declaración final sobre Globalización y educación

Realizada por la Pontificia Academia de las Ciencias y la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales como conclusión del primer seminario tenido en común

Declaración final sobre Globalización y educación
Esta Declaración sobre Globalización y Educación ha sido realizada por la Pontificia Academia de las Ciencias y la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales como conclusión del primer seminario tenido en común el 16 y 17 de noviembre de 2005 en la Casina Pío IV. Así tal declaración ha sido oficialmente aprovada por parte de las mismas Academias sobre la base de un texto redactado por los Profesores Léna, Malinvaud y el Obispo-Canciller Mons. Sánchez, y en respuesta a las sugerencias del Presidente de la PAS, Prof. Cabibbo, y de los Profesores Battro, Gardner, Hide, Llach, Mittelstrass, Ramirez, Ryan e Suárez Orozco, y después de una ulterior discusión entre los Profesores Léna, Malinvaud y el Canciller.

En una comunidad humana que se replantea permanentemente sus metas educativas existe una circulación de ideas y energías que resulta beneficiosa para sus miembros. Cada generación debería reconsiderar cómo transmitir su cultura a la siguiente, ya que es a través de la educación que el ser humano alcanza su máximo potencial y se convierte en un ser consciente, libre y responsable: un ciudadano del mundo. Pensar en la educación es pensar en las generaciones futuras; por lo tanto, es algo que está arraigado en la esperanza y requiere generosidad.

La globalización, bien manejada, puede representar una oportunidad para la educación y para la paz, ya que acerca a los seres humanos y los alienta a compartir los valores comunes.

Al igual que el resto de las cuestiones humanas, la educación antes que nada presupone una idea del ser humano, porque son los hombres y las mujeres quienes reciben educación y quienes educan. Por lo tanto, la educación debe responder a una pregunta fundamental: ¿qué sabemos hoy acerca de los hombres y de las mujeres?

El Seminario tuvo como propósito examinar qué proyecto educativo podía plantearse en un mundo cada vez más globalizado. Este proyecto debe basarse en los conocimientos bioantropológicos actuales sobre

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Esta Declaración sobre Globalización y Educación ha sido realizada por la Pontificia Academia de las Ciencias y la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales como conclusión del primer seminario tenido en común el 16 y 17 de noviembre de 2005 en la Casina Pío IV. Así tal declaración ha sido oficialmente aprovada por parte de las mismas Academias sobre la base de un texto redactado por los Profesores Léna, Malinvaud y el Obispo-Canciller Mons. Sánchez, y en respuesta a las sugerencias del Presidente de la PAS, Prof. Cabibbo, y de los Profesores Battro, Gardner, Hide, Llach, Mittelstrass, Ramirez, Ryan e Suárez Orozco, y después de una ulterior discusión entre los Profesores Léna, Malinvaud y el Canciller.

En una comunidad humana que se replantea permanentemente sus metas educativas existe una circulación de ideas y energías que resulta beneficiosa para sus miembros. Cada generación debería reconsiderar cómo transmitir su cultura a la siguiente, ya que es a través de la educación que el ser humano alcanza su máximo potencial y se convierte en un ser consciente, libre y responsable: un ciudadano del mundo. Pensar en la educación es pensar en las generaciones futuras; por lo tanto, es algo que está arraigado en la esperanza y requiere generosidad.

La globalización, bien manejada, puede representar una oportunidad para la educación y para la paz, ya que acerca a los seres humanos y los alienta a compartir los valores comunes.

Al igual que el resto de las cuestiones humanas, la educación antes que nada presupone una idea del ser humano, porque son los hombres y las mujeres quienes reciben educación y quienes educan. Por lo tanto, la educación debe responder a una pregunta fundamental: ¿qué sabemos hoy acerca de los hombres y de las mujeres?

El Seminario tuvo como propósito examinar qué proyecto educativo podía plantearse en un mundo cada vez más globalizado. Este proyecto debe basarse en los conocimientos bioantropológicos actuales sobre hombre y la mujer, en diálogo con las ciencias, dentro del contexto de la diversidad y la interdependencia de las culturas y de la universalidad de los valores religiosos, antropológicos y éticos, que cada vez se interrelacionan más con las actuales tecnologías de la comunicación y de la información y los nuevos modelos migratorios internacionales.

En nuestro mundo globalizado, el problema de la justicia es fundamental. Concretamente, todos los hombres y las mujeres, dondequiera que se encuentren y cualquiera sea su condición de vida, deben tener el derecho y la posibilidad de recibir una buena educación y de acceder sin impedimentos a la cultura, a través de una educación básica (de hasta nueve años) para todas las personas, y luego una educación secundaria y superior acorde a sus capacidades y recursos. Evidentemente, el mundo globalizado también implica una mejora de la educación, no sólo para los habitantes de los países en vías de desarrollo, sino también para los de los países desarrollados. Toda persona podría contar hoy con una inmensa riqueza de conocimientos sin precedentes en la historia, que deberían ponerse a su disposición mediante nuevos procesos de síntesis y transmisión adecuados. Todo ser humano tiene derecho a una educación que considere el medio ambiente como su casa, para así evitar que éste se transforme en algo dañino para su salud y su bienestar.

El Seminario llegó a las siguientes conclusiones:

1. A pesar de las muchas declaraciones y objetivos formulados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otros organismos, y de los importantes esfuerzos realizados por algunos países, la educación sigue siendo extraordinariamente desigual entre la población mundial, aunque da la impresión de que los recursos necesarios para mejorar esta situación no están fuera de alcance. En el curso de la última década resulta especialmente preocupante el criterio divergente y la creciente desigualdad – concomitantes con la globalización y relativo a las políticas educativas – que se observó entre los países desarrollados o los emergentes y los estancados, con estos últimos atrapados en los lazos de la pobreza.

2. Dada la importancia cada vez mayor de la educación, que ahora cobra un significado sin precedentes en la historia de la humanidad, resultan igualmente preocupantes las grandes y, a menudo, crecientes brechas en la calidad de las escuelas a las que asisten los pobres y quienes no lo son. Esta situación se da de manera tal que suelen observarse senderos educativos diferenciados o segregados. Lo que resulta más alarmante es el hecho de que, a nivel mundial, casi doscientos millones de niños y jóvenes que deberían estar recibiendo educación primaria no se encuentran matriculados en ninguna escuela.

3. Hoy en día, en vista de la globalización, las migraciones internacionales, la explosión del conocimiento, el surgimiento conjunto de una economía basada en el desarrollo intensivo del conocimiento (knowledge-intensive economy), y, sobre todo, la imperiosa obligación de luchar contra la pobreza a nivel mundial con todos los medios, es posible que haya que repensar seriamente la educación. Con la globalización, aumentan las consecuencias negativas que deben sufrir los pobres a causa de políticas educativas inadecuadas.

4. La globalización ha provocado un aumento sin precedentes de las poblaciones migratorias, ya sea entre distintos países o dentro de los países más grandes. En la actualidad, las migraciones internacionales forman parte del desarrollo mundial y pueden ser un factor extremadamente positivo para la mutua comprensión y la mezcla de las culturas. La educación juega un papel importante en la integración de los hijos de los inmigrantes en todo el mundo. Sin embargo, mientras algunos niños de las familias inmigrantes tienen un mejor desempeño en las escuelas que los nativos, otros parecen estar marcados tempranamente por el rechazo y los problemas sociales. Disminuir la brecha con las culturas y las lenguas autóctonas y ayudar a mantener la estabilidad familiar son algunos de los caminos para mejorar en este aspecto.

5. La educación debería apuntar al completo desarrollo de la persona humana, inculcando el sentido de su dignidad y reforzando el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales. Debería permitir a todas las personas participar en forma efectiva en la familia humana, promover la comprensión, la amistad y la colaboración entre todos los pueblos y todas las comunidades étnicas y religiosas. La educación también debería transmitir el saber, las habilidades cognoscitivas de orden superior y la sensibilidad interpersonal, es decir todo lo que se requieren para ayudar a los niños, niñas, hombres y mujeres a ser plenamente sí mismos y a interactuar con los demás. Debería desarrollar su capacidad de observar, razonar, sintetizar y crear valores éticos y cultivar el sentido de justicia, respeto, tolerancia y compasión por los otros. Debería enfatizar la responsabilidad de proteger el medio ambiente, para el beneficio de las generaciones presentes y futuras, evitando la contaminación y la degradación ecológica y promoviendo la conservación y el desarrollo sostenido. En su transmisión de conocimientos y su fomento de la creatividad, la educación debería transmitir las grandes lecciones del pasado y las oportunidades y los riesgos que puede enfrentar la humanidad en el futuro.

6. En particular en el contexto de la globalización, el respeto por la diversidad cultural y la preservación de los elementos que hacen a la identidad cultural son especialmente fundamentales en el proceso educativo. Las nuevas generaciones deben comprender con claridad su propia cultura, en relación con las demás, para desarrollar la autocompresión al enfrentar los cambios culturales, y así promover una mutua comprensión pacifica y la tolerancia. De esta manera se podrán identificar y fomentar los verdaderos valores humanos dentro de una perspectiva intercultural.

7. Al mismo tiempo, la educación debería aspirar a aquel desarrollo de un sentido común de humanidad que es esencial para el mantenimiento de la paz. Para alcanzar este objetivo, es necesario basarse tanto en la universalidad de los principios y de las normas éticas, que están, por ejemplo, expresados en los conceptos de los derechos humanos y de la dignidad humana de la persona, como también en la universalidad del saber, del conocimiento, y de la ciencia. Por lo tanto, también es necesario que en algunas instancias del proceso educativo se ofrezca la nueva imagen del universo que la comunidad científica ha propuesto en lo que respecta al cosmos, el planeta tierra, la vida, la aparición de los seres humanos y de sus sociedades.

8. A las tendencias relativistas y nihilistas de algunos movimientos modernos, que Benedicto XVI y sus predecesores han criticado con creciente fuerza, responde el retorno positivo y progresivo de los interrogantes éticos, filosóficos y religiosos. La “maravilla” que ha estimulado el origen y el constante camino de las ciencias no ha disminuido, por el contrario, ha crecido con los nuevos descubrimientos de la física y de las ciencias de la vida. Este “nuevo mundo”, que el hombre ha investigado siempre en modo creciente, ha dado origen a un estupor incluso mayor frente al universo, el cual podría abrir un nuevo horizonte de sentido para comprender el misterio de la Creación. Así, como consecuencia de las ciencias, la religión y la filosofía han recobrado actualidad. Esto está evidenciado por la atención cada vez mayor que se les otorga en el reconocido servicio que ellas prestan en la búsqueda de la verdad. De aquí surge la necesidad sea de tener en cuenta a las ciencias, a la filosofía y a la religión, sea al correlativo diálogo interdisciplinario, para establecer una base antropológica sólida como condición previa de la educación hoy.

9. La educación comienza en el vientre materno y en el momento del nacimiento. Las madres, los padres y las familias, en su rol educativo primario, necesitan ayuda para comprender, en el nuevo contexto global, la importancia de esta temprana etapa de la vida, y estar preparados para actuar en consecuencia. Una de las formas fundamentales de mejorar la calidad de la educación a nivel escolar es permitir una mayor participación de las familias y las comunidades locales en el control de los proyectos educativos.

10. El desarrollo humano depende de múltiples parámetros, como la educación, la salud, la visión cultural de la familia y los respectivos roles del hombre y la mujer en la sociedad humana. Aún así, se puede afirmar que la educación, especialmente en el nivel primario, continúa siendo dramáticamente insuficiente en algunos lugares del mundo. Las habilidades “clásicas” que se esperan de la educación primaria (leer, escribir y matemáticas) ya no bastan en un mundo globalizado. Deben complementarse con otras habilidades orientadas a objetivos tales como mejorar, proteger o conservar la capacidad laboral, el patrimonio cultural y lingüístico, los valores éticos, la cohesión social y del medio ambiente. Para el futuro, la tríada clásica puede ampliarse hacia nuevos objetivos: “leer, escribir, matemáticas, razonamiento, síntesis”. 

11. La enseñanza requiere, por parte de los maestros, un elevado nivel de conocimientos de manera que los alumnos, que aprenden a través del proceso educativo, alcancen un nivel de educación que no podría obtener por sí mismos. La función de los maestros, como agentes de la educación, debe reconocerse y respaldarse con todos los medios posibles: por ejemplo, con el acompañamiento constante de quienes tienen un acceso más directo a los conocimientos (especialmente los estudiosos y científicos capacitados), con la actualización de la formación profesional, con salarios adecuados y con instrumentos de tecnología informática. Para contribuir a un cabal proceso educativo y brindar a cada integrante de la sociedad y a las comunidades mismas aquel nivel de conocimientos y enseñanza que constituye un factor primordial para otorgar autonomía y estimular la cooperación, es importante apuntar a altos estándares cualitativos en la profesión educativa, especialmente en el nivel de la educación superior. Este objetivo también es necesario para que, como la experiencia de cada educador es limitada, lo que un alumno no aprenda de un maestro lo pueda aprender de otro, y para que los maestros puedan aprender unos de otros en un contexto de sinergia. Para respaldar y promover este proceso dual, que está en el origen mismo de las escuelas, universidades y demás instituciones educativas, deben ponerse a disposición de los educadores los recursos nacionales, internacionales y privados adecuados de manera que, en todo el mundo, puedan cumplir sus tareas de manera efectiva.

12. Las tecnologías de la comunicación y la informática ofrecen posibilidades extraordinarias para una renovación de la educación, gracias a su capacidad de conectar a las personas, su capacidad de promover el acceso a zonas remotas, a los costos cada vez menores y a la riqueza potencial de la información transmitida. El gasto educativo por niño podrá así reducirse, incluso en las zonas carenciadas. Aún así, las herramientas de tecnología informática no necesariamente alcanzan la educación por sí mismas, sino que requieren que se las acompañe con una visión conceptual, para promover el diálogo, la participación activa de los maestros, la construcción organizada de los conocimientos y la toma de conciencia acerca de la importancia de los valores.

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