Colonización: preocupaciones y problemáticas globales actuales

María Julia Figueredo Vivas | Colombia - Comité Panamericano

Colonización: preocupaciones y problemáticas globales actuales

Tal vez se corresponda mejor hablar de guerras, medio ambiente caliente, sociedades cerradas, como tres de las problemáticas más grandes actuales. Si hacemos un viaje por el estado de cosas actual de los asuntos o temas mundiales, mientras que dos sistemas de gobierno están en lucha por la dominación global, surge la pregunta, ¿cuál camino seguir? El de unirse a uno u otro, alinearse, como lo orientó el gobierno de John F Kennedy, para quedar presos en esa imposición, hasta esta fecha, dejando de lado la dignidad, ¿la libertad y la igualdad con oportunidades para todos? O, luchar porque las ideas democráticas permanezcan bajo el manto de la institucionalidad y la separación de poderes, la soberanía de los pueblos y naciones, donde, como sucede en mi país, los jueces les recuerden a sus gobernantes que existe separación de funciones y competencias; que la justicia no puede ser cooptada por el ejecutivo; que los jueces son garantes derechos. Y es que, en ultimas, el respeto por los derechos humanos es un deber de todos los países; y los gobernantes ni son caudillos, ni son absolutistas y que lo que menos se necesita es populismos o activismos carentes de contenido, sin ideologías.

Valga aquí preguntar por los fundamentos de la democracia. Si las ideas de libertad, igualdad, y dignidad son las que prevalecen; o son conceptos que solo se manejan en temas electorales para direccionar gobiernos y mantener marginadas a las poblaciones, sumidas en la ignorancia y la pobreza que son los lastres de la colonización, como proceso de desculturización, sometimiento y marginamiento, a costa de grandes genocidios en la historia, los que hoy continúan.

Se requieren acciones, decisiones que abriguen los menos favorecidos y respondan a las crisis sociales con soluciones inclusivas y extendidas en el tiempo. ¿Cómo hacerlo? Tal ves es la reflexión que nos convoca. Se requiere convertir los fracasos inevitables en oportunidades de aprendizaje.

Hoy no solo tenemos guerra: Ucrania-Rusia, Israel-Palestina, polarización Usa-Rusia-China. Sino que tenemos temperaturas extremas, impactos climáticos, especialmente costeros, severas tormentas. Los impactos de estas amenazas e inundaciones. Sin que se trabaje en forma coordinada entre países. No se tiene claro conocimiento de cómo mejorar los impactos locales. Por lo que es pertinente proponer involucrarnos y educar en estos temas. Se requiere equipos interdisciplinarios con socios locales para mitigar estos desastres naturales, y en otros territorios para determinar mejores ciclos de producción con ayuda de la astronomía, entre muchos de los aspectos requeridos.

Adelantar procesos de confianza y de planificación comunitaria, donde se involucre la población, y el gobierno se ocupe de conocer cuáles son las problemáticas en las regiones, al interior de las diferentes comunidades.

Y es que resulta interesante hablar de colonialismo, de neocolonialismo, capitalismo; pero en esa realidad se ha ido la historia de la humanidad desde que se tiene memoria. Mas bien. Porque somos parte del mundo en que vivimos, de hecho, somos participantes y observadores, propongo revisar si las ideas que convocan a nuestros gobernantes se corresponden con democracias abiertas, si los sistemas de gobierno sirven a sus pueblos, o si mas bien se suman a los intereses de una de las dos potencias que luchan por el expansionismo y la dominación global en un continuidad del colonialismo que ya se trató por los expertos en este encuentro desde un marco académico bien concebido desde la fundamentación en el cientificismo social.

Tres factores: crisis políticas, desastres naturales y migraciones.

¿Cómo podemos entender el estado actual de cosas, porqué la guerra?, porque el hambre en la humanidad?, porque índices de pobreza en el 99%, mientras la riqueza se concentra en un 1%? Supongo que debemos encontrar una manera de diferenciar lo que es importante de lo que no lo es tanto. Y es que, reitero, ya sabemos todos, que, en la geopolítica, mientras dos sistemas de gobierno están centrados, tienen todo su compromiso en la lucha por la dominación global, nuestra civilización está en peligro, no solo por guerras fratricidas e insensatas, delirio despiadado de un gobernante y alimentado por otro, sino por el avance inexorable del cambio climático, que, sin ser el tema de nuestro encuentro, me parece importante recordarlo.

En cuanto a la dominación, hay dos sistemas de gobierno que luchan por conseguirla: me refiero a que hay sociedades abiertas y sociedades cerradas. En una sociedad abierta el papel del estado es defender la libertad del individuo; en una sociedad cerrada el papel del individuo es servir a los intereses del Estado. En mi sentir, las sociedades abiertas son moralmente superiores a las cerradas. Brasil está en primera línea del conflicto entre sociedades abiertas y cerradas. También está en la primera línea de la lucha contra el cambio climático. Pero lo cierto es que cada uno de estos tipos de sociedades se consideran superiores y buscan imponerse sobre las demás formas de ideas de gobierno y de sistema.

Quedan por fuera ese número de Países que han luchado para no enfilarse en un lado u otro. Otros países buscan tener un pie en ambos campos (Turquía). Otros gobernantes están enfocados en ganar las próximas elecciones y para ello, encarcelan a sus opositores. Para ir concluyendo: los gobernantes más recientes de América Latina – el de Brasil y el de Colombia – deben promover la justicia social, reavivar el crecimiento económico y proteger la selva tropical en la lucha contra el cambio climático. Todo al mismo tiempo. Propósitos en los que se necesita gran apoyo internacional. Resulta urgente incluir en nuestras ideas pensadores filósofos, como John Rawls. Sus debates en torno a la justicia global son hoy imprescindibles, a la hora de abordar nuestra realidad, orientada por el interés (o la utopía) por la construcción de sociedades más justas y democráticas.

Así lo expone en su obra publicada en 1971, Teoría de la justicia, en la cual explica la justificación de los principios que hay que abordar para respetar la libertad y la igualdad de todos en una sociedad democrática. Su éxito está en la necesidad de cultivar una sociedad más democrática y justa, que respete la libertad individual, y aclare los procesos que implica una cooperación social equitativa. Rawls es referente a la hora de tratar los problemas políticos del mundo actual. Se trata de generar cambios estructurales reales que lleven a la construcción de una democracia justa con la sociedad.

Creo que el esquema presentado tiene algunas similitudes con la guerra fría. Hay una extendida guerra en Ucrania que lo ha alterado todo. Según las noticias (El Tiempo, cinco de mayo del 2023) Ucrania estaba ganando en el campo de batalla. Luego Rusia, con la ayuda de Irán, introdujo drones a gran escala. Se buscaba privar a la población civil de calefacción, electricidad y agua, y socavar su moral. Putin está en una situación desesperada, acudió a un ejercito de mercenarios llamado Grupo Wagner, Putin le permitió a Yevgeny Prigozhin reclutar prisioneros de las cárceles. Esto viola la ley Rusa, lo que indica que el gobernante no respeta la ley de su país. En salida, el presidente Volodímir Zelensky voló el 21 de diciembre a Washington, para discutir la situación con Joe Biden, y estuvieron de acuerdo en que la única manera de poner fin a la guerra, es ganarla. El gobierno y administración Biden está proporcionando a Ucrania las armas (defensa aérea, tanques y mucha munición). Zelensky solicita a los países europeos entregar tanques más rápido (también pidió aviones de combate) y los países europeos acordaron comenzar a entrenar pilotos ucranianos para volar aviones de última generación. Ante este panorama, ¿qué sigue? ¿Extender la guerra a otros países? ¿Sumar más adeptos? ¿En qué queda China? El presidente Xi Jinping tiene una estrecha relación con Putin. Una derrota Rusa en Ucrania lo perjudicaría. Pero China ya puede estar experimentando a su interior una revolución, situación que busca un cambio de régimen.

Este cuadro geopolítico lleva a preguntar, ¿cómo funciona la democracia en Estados Unidos? Obviamente no muy bien. Cuando Donald Trump se convirtió en presidente en el año 2016, representaba una amenaza para la democracia estadounidense. No estaba interesado en promover principios democráticos. Sus mayores patrocinadores fueron los megáricos. Por lo que les redujo impuestos, y luego, nominó a la Corte Suprema de Justicia a ideólogos que abrazaban una versión extrema de la agenda republicana y puso con amenazas bajo control al partido republicano. Buscaba que su partido permaneciera en el poder indefinidamente. Aquí expreso mi sentir por quienes deben vivir bajo regímenes represivos como la Siria de Assad, Bielorrusia, Irán, Myanmar, Nicaragua y unos cuantos países más de América Latina.

2. El agua potable y, en muchos sitios, las condiciones de vida, son insalubres. Basta ver lo que sucede en Haití, situación que se refleja en Somalia y Siria. En otros países, las crisis por desastres naturales son alarmantes. En Sudan del Sur las inundaciones sufridas generan propagación de bacterias. En otras regiones sucede lo opuesto: las sequias vistas en Kenia y Etiopia han secado las fuentes seguras para consumir líquidos. No tienen otra opción que consumir líquido de zonas contaminadas. Por otra parte, las crisis de refugiados en zonas de Asia y África son una realidad, aspectos que provienen del clima, las crisis políticas y militares. Según la organización MSF, se producen brotes de colera en refugiados en el Líbano, Somalia y Nigeria. La situación se agrava por falta de recursos a nivel mundial para aumentar el ingreso al agua potable y a infraestructura de saneamiento, para la prevención y el control de infecciones. Estos aspectos llaman a la atención, mientras el mundo sigue en guerra y las ayudas humanitarias no son para mejorar la calidad de vida, para fortalecer educación y salud, sino para compra de armas, y para mantener la guerra.

En este punto traigo a presente el hecho que el 38% de los bosques amazónicos están degradados. Así lo refiere la revista Science, en uno de los artículos mas completos sobre la degradación de la Amazonía y sus impactos. El artículo se denomina “Los impulsores y los impactos de degradación de los bosques amazónicos” que se enfoca en la degradación impulsada por cuatro perturbaciones inducidas por el hombre: sequías extremas, efectos de borde resultantes de la fragmentación del hábitat, extracción de madera e incendios forestales. Se determina que en el periodo de tiempo entre el 2001 y 2018, solo los incendios afectaron 122.700 Km2 de la Amazonia. La extracción de madera 119.700 Km2, los efectos del borde 188.531 Km2 y la sequía 2.740.647 Km2, lo que representa el 1.8%, 2.8% y 41% de la selva amazónica remanente (6.673.908 Km2). Se ponen en peligro vastas reservas de biodiversidad y servicios ecosistémicos de importancia mundial.

Para concluir, la deforestación tiene dos elementos: la pérdida de biodiversidad y la liberación de carbono a la atmosfera. La construcción de represas corta la conectividad de los ríos, impidiendo las migraciones de las especies acuáticas y el normal flujo de nutrientes. El control de estas actividades debe convertirse en una colaboración cercana y eficiente entre ciudadanos, comunidades, ONG y gobierno.

¿Y las relaciones en América Latina cómo van? Superando examen.

Me pregunto, cuáles son los intereses de los gobernantes, a qué intereses sirven los gobernantes y si se corresponden con las necesidades y los intereses de sus electores. La pregunta genera polémica y distancia. Pero cada vez se observa como los gobiernos buscan congraciarse, estar en línea, y corresponder a los intereses de una u otra potencia económica, en vez de ocuparse de generar industria, desarrollo, emprendimiento y autonomía financiera, económica y productiva en su territorio, que le permita abastecerse internamente, sin que esto suponga desatender la necesidad de la interrelación global y la participación en los mercados globales. Y es que, en no pocos casos, el grito de autonomía, de libertad y distancia genera prevención, y señalamiento internacional, por no estar en fila con los intereses de un antiguo eje colonizador.

Vimos en enero de 2021 el asalto al capitolio en Estados Unidos, y el ataque del pasado ocho de enero. El ataque a los tres poderes de la nación en Brasilia, por simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro (2019-2023). En los dos casos, se rechazó la violencia. Me pregunto si esto significa que la democracia triunfó; porque viene bien revisar cuál es la solidez de la democracia en América Latina y si realmente este sistema de acceso al poder genera bienestar para las comunidades. Valga revisar si las relaciones se dan entre iguales, si los propósitos son comunes, o si mas bien seguimos en aquel famoso decir de alineados y no alineados, que en palabras sencillas indica: el que no está conmigo está contra mí. Lo que representa servir a un solo sistema y capital. Hegemonía que se cuestiona y entre Rusia y Estados Unidos, dando espacio a que se consolide China, y sea alternativa de hegemonía y de integración. Si no, miren como hay lideres de América Latina que llevan meses en cola para tener una audiencia en Washington.

El tema está en que se vale todo para ganar unas elecciones, y una vez instalados, se acude hasta a la insurrección, para permanecer en el poder, y para revertir los resultados de las elecciones, o para impedir las elecciones como sucede en Venezuela, Nicaragua, Perú. ¿Qué pasa en mi país? El gobierno le mete la presión de la calle al debate de sus reformas, advirtiendo que los votos que sacó en la segunda vuelta (11,5 millones de colombianos y colombianas) suponían una aprobación de facto a su propuesta. Afirmación que supondría un democracia plebiscitaria que no se corresponde con la institucionalidad colombiana. Y es que en la historia de la humanidad distintos dirigentes han apelado a la movilización directa. Pero este modelo, ni genera reflexiones, ni socialización de las reformas, ni construye soluciones. Ya antes, en el gobierno, Uribe Vélez llamó al “estado de opinión” como fase superior al estado de derecho. Es decir, se acude al estallido social cuando las propuestas del gobierno no tienen el éxito asegurado en el congreso. Otros opinan (Humberto de la Calle) que esta concepción nos lleva a una especie de cesarismo cuasi democrático, en virtud del cual la elección del caudillo ya significa que todas las ideas que él ha propuesto toman forma de leyes obligatorias. Es el llamado estado de opinión, que lo que hace es erosionar los mecanismos de la democracia participativa. ¿Y esto que significa? Un golpe al estado de derecho en el tema de separación de poderes que es fundamental.

Se suman los desastres naturales, unos generados por contaminación global y bacterias que por la interconexión mundial se propagan con gran velocidad, como el Covid-19. Otros como los desastres naturales vividos en Turquía y Siria en la primera semana de febrero del 2023, al amanecer de ese fatídico lunes, por un temblor de 7.8 en la escala de Richter, cuando la gente aún dormía. Las escenas que ocuparon los medios de comunicación enseñan que, ante la fuerza de la naturaleza, no somos nada: hechos que deberían mover la conciencia social, animarnos a ser mejores seres humanos. Y no limitarnos al día a día, sin darle importancia a semejantes catástrofes, en la que vimos la caída de 4.000 edificios que dejaba al día 11 de febrero 23.766 muertos y 3553 en Siria, a los que se suma en esta última, la dolorosa contabilidad de muertos por la guerra. Datos a los que se suma el de 82.000 heridos. Se siente tristeza e impotencia por los hechos que compartimos. Pero de algo podemos estar seguros los que estamos aquí, no puede embargarnos la desesperanza en este mundo un tanto deshumanizado y brutal, donde los egos de sus lideres políticos pueden más que la búsqueda del bienestar común. No es entendible como siguen las guerras, como es que Rusia tumba edificios llenos de personas en Ucrania. ¿Cómo evitar tanta injusticia? ¿Me pregunto? Y observo como Estados Unidos dio 29300 millones de dólares, pero en ayuda castrense para una guerra que cumplió un año el pasado 24 de febrero. ¿Por qué invertir en guerra los recursos que deben ser para la vida? Tal vez es hora de hacer algo. Sería otra tragedia olvidarlos. Que Dios lleve alivio a Turquía y Siria, paz a Ucrania y a mi país Colombia, antes que una creciente inclinación al autoritarismo, donde el mandatario considera que el poder le permite pasar por encima de las normas porque representa al pueblo que lo eligió, y convierte en bandera el discurso que la voz del pueblo no se puede callar. Bandera con la que no queda institución alguna independiente y se resulta, en términos de Yascha Mounk, autor del libro: “El pueblo contra la democracia: Por qué nuestra libertad está en peligro, y cómo salvarla (Planeta 2018).

Propósitos y Conclusiones

La lucha contra el narcotráfico, el cambio climático y la creciente deforestación de la Amazonia.