Argentina: Successes, Difficulties and Problems Still Confronted in Reducing Prostitution and Forced Labour

Gustavo Vera | La Alameda

Argentina: Successes, Difficulties and Problems Still Confronted in Reducing Prostitution and Forced Labour

Buenos días y gracias por la invitación. Primero quiero recordar lo obvio. La trata es un delito que ataca valores fundamentales del ser humano. Ataca la vida, ataca la libertad, ataca la dignidad y como ataca lo más esencial del ser humano, justamente por eso Francisco firmó ese documento en diciembre de 2014, junto con las demás líderes de otras religiones del mundo donde se comprometen a abogar para que la trata sea considerada un delito de lesa humanidad. De lesa humanidad significa que no puede prescribir, porque ataca lo más esencial del ser humano.

Otra cuestión que parece obvia pero no lo es tanto, es que cuando la sociedad deja de estar centrada en el hombre y empieza a estar centrada en el fetichismo o en la tiranía del dinero, es ahí cuando fenómenos como la trata y otros delitos conexos empiezan a tener un peso específico mucho mayor dentro de las sociedades.

La tercera cuestión, y que tiene que ver un poco con la historia del capitalismo y con la historia de Latinoamérica y de la Argentina también, es que la trata ha sido un instrumento de acumulación mafiosa de capital, de acumulación originaria de capital. Hay que recordar que en la conquista de América los métodos de servidumbre, de la encomienda, de la mita y el yanaconazgo, fueron predominantes. Hay que recordar también que Inglaterra basó su desarrollo industrial y su primera acumulación originaria de capital mediante el exterminio, conquista y tráfico del continente africano, al cual sometió a la más cruda explotación.

Hay que recordar también que hubo muchos cristianos que lucharon contra esto, entre los cuales, ya desde 1511, quizás el primero que se rebeló fue el sacerdote dominico, Antón Montecinos, quien había ido con Diego Colón a una de las tantas expediciones y en una de sus homilías empezó a preguntarles a quienes viajaban con él si realmente se sentían cristianos, si sentían que estaban haciendo las cosas bien en tratar como estaban tratando a los aborígenes, en esclavizarlos, en exterminarlos, en violarlos.

Poco tiempo después, Fray Bartolomé de las Casas, el Obispo de Chiapas, también se refirió extensamente sobre el exterminio y los métodos de esclavitud a los cuales estaban sometidos los aborígenes. Lo mismo hizo el Obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, quien ya dio un paso más y empezó a plantear la necesidad de organizar trabajo productivo, colectivo, de inclusión, trabajos dignos, para liberar en la práctica a los aborígenes de este servicio de encomienda, de esas relaciones de servidumbre que les imponían los conquistadores.

Pero sin ninguna duda los más revolucionarios de los cristianos que lucharon contra este flagelo, contra este horror, fueron los Jesuitas, quienes desde mediados de 1500, comenzaron a trabajar en lo que luego se conoció como las misiones jesuitas. Básicamente el concepto con el que trabajaron es que había que construir el sentido de comunidad, había que integrar a los dos mundos, había que establecer relaciones humanas de igualdad, fomentar el trabajo productivo, genuino y justo tanto individual como colectivo, y que mediante el trabajo en comunidad, solucionando los problemas temporales más urgentes, iba a ser mucho más fácil que floreciera la espiritualidad en común y el sentido de pertenencia a la comunidad.

Este fue el trabajo que los Jesuitas hicieron, muy intensamente, en las zonas fronterizas de Uruguay, Paraguay, Argentina, de Brasil, con muchísimas dificultades porque tenían dos grandes enemigos. Tenían a los encomenderos, que obviamente querían llevar de vuelta a reducciones de servidumbre a las tribus guaraníes, y tenían también a los esclavistas, a que se les arruinaba el negocio de la compra y venta de seres humanos.

Las misiones jesuíticas fueron comunidades productivas donde había producción agropecuaria y donde había propiedad colectiva y propiedades individuales. La propiedad colectiva se llamaba tupambaé – Tupa era el dios de los Guaraníes – y en esta propiedad colectiva los Guaraníes trabajaban tres veces por semana y garantizaban una producción intensiva bastante importante para poder garantizar la subsistencia de la comunidad, y los tres días restantes de la semana, porque uno descansaban, era avamba´e, o sea la propiedad individual de cada una de las unidades familiares que integraban esta comunidad.

Al principio tuvieron muchas dificultades para crear estas misiones hasta que algunos gobernadores como Hernandarias entre otros, las alentaron y establecieron que aquellos Guaraníes que perteneciesen a esas comunidades no iban a estar sometidos al servicio de la encomienda, o sea no iban a ser reducidos a la servidumbre. Fue ahí cuando se masificaron las misiones y llegaron a tener, en su mejor momento, hasta 150,000 aborígenes. Repito, 150,000 personas en las misiones. No hay experiencia en la historia de rescate masivo de personas en situación de servidumbre más importante que la que llevaron adelante las misiones jesuíticas en aquel momento.

Como era de esperar, con el éxito de las misiones, fueron creciendo los resquemores de los esclavistas, Y vinieron del lado del imperio portugués, del imperio español, porque la integración de los aborígenes en las misiones obstaculizaba la pelea por la máxima ganancia e impedía las formas de explotación más crudas, más crueles impuestas durante la conquista. Todos sabemos que al final hubo un proceso de desgarramiento, de destrucción, de desmantelamiento de las misiones a mediados de 1700; que fue un proceso gradual, donde los Jesuitas finalmente fueron expulsados de Latinoamérica. No obstante, la obra de los Jesuitas continuó a lo largo del tiempo y dejaron como legado en la memoria histórica que el trabajo en comunidad, que la pertenencia a una comunidad, que el tratamiento igualitario, que el trabajo digno era el camino más practico para recuperar la espiritualidad y el camino más practico para superar las relaciones de servidumbre y construir dignidad. Esto es muy importante tenerlo presente, porque hoy en día, uno de los debates que hay en todo el mundo alrededor del tema de la trata es no solamente como combatirla, sino como reinsertar a las víctimas en la práctica, o sea, una vez que se las recupera, como lograr efectivamente su reinserción y claramente todavía no se han encontrado alternativas sustentables para poder generar trabajo digno.

Ahora daré dos ejemplos concretos de Argentina, que fueron relativamente exitosos en pequeña escala y si se generalizaran, podrían ser un ejemplo a seguir. Hace algunos años, luchando contra el trabajo esclavo en la industria textil, donde había muchos ciudadanos bolivianos reducidos a la servidumbre, logramos que un juez federal allane un taller esclavo, rescate a sus victimas y disponga la incautación de las maquinarias del esclavista para reutilizarlas socialmente en la reparación de las propias victimas. El Estado se hizo cargo de estas maquinarias, ahí se agruparon en un predio estatal nueve cooperativas de ciudadanos que antes estaban sometidos a la esclavitud y que empezaron a trabajar en forma libre. Hoy trabajan más de un centenar de trabajadores de modo cooperativa que antes eran esclavizados y con maquinarias que antes eran utilizadas para esclavizar y ahora son utilizadas para liberar. También hubo otra experiencia reciente con un pueblo aborigen, el pueblo Qom, donde se les entregó maquinarias y también se empezó a armar una cooperativa en territorios donde solo había desempleo y desolación. Esta maquinaria también provino de la incautación y reutilización de los bienes de la mafia. Aquí las cooperativas son como pequeñas comunidades donde las ex victimas recuperan el sentido de su dignidad y libertad mediante el trabajo asociativo y productivo.

Pero como me quedan quince minutos voy a dejar un poco de lado las cuestiones históricas y voy a ir a as cuestiones más concretas y presentes. Primero, la trata tiene que ser considerada como un delito de tipo mafioso, o sea no es un delito que se lo pueda combatir en forma individual, es un delito que hay que combatirlo integralmente porque esta emparentado con otro conjunto de delitos mafiosos del cual va acompañado. Forma parte de lo que técnicamente se llama “crimen organizado”, es decir son crímenes que no se pueden cometer si no existe cierto nivel de organización y si no existe cierto nivel de complicidad del Estado. Es imposible traficar personas, es imposible traficar órganos, es imposible traficar mulas, es imposible desarrollar redes de narcotráfico, de tráfico de armas, de trata sexual y/o laboral si no existe algún nivel de complicidad del aparato estatal. Es decir que, cuando hay crimen organizado en gran escala es porque hay un Estado corrupto y depende del nivel y de la intensidad de este crimen organizado si este Estado además de corrupto es un Estado en estado de mafiosidad. Qué es un Estado en estado de mafiosidad? Un estado donde además de tener funcionarios corruptos que se apropian de lo público de modo privado, tiene funcionarios que utilizan sus lugares en el estado para garantizarle negocios al crimen organizado y forman parte del crimen organizado, sean carteles de droga, sean redes de trata, sean redes de venta de armamentos etc.

Entonces la primera cuestión es que la trata de personas es un delito que tiene que estar considerado dentro de los delitos de crimen organizado y que obviamente tiene una interconexión directa con el lavado de dinero porque se explota para sacar dinero. Y se explota para sacar dinero que después efectivamente se lava en un montón de operaciones financieras que muchas veces no se persiguen. La mayor parte de los países del mundo, cuando hablan de trata, cuando hablan de proxenetismo, persiguen al proxeneta, persiguen al tratante más inmediato, pero no sigue la ruta del dinero que todo esto edifica, la ruta del dinero que permite que, por ejemplo, haya bancos, que haya inmobiliarias, empresas constructoras que fueron construidas sobre la base de la explotación mas despiadada, basada en la trata y el tráfico de personas. Lo mismo pasa con el tema del narcotráfico. Entonces es muy bueno que trabajemos en red, pero que tengamos en claro de que esta red tiene que combatir a las mafias integralmente. Y que el mafioso hoy se puede dedicar a la trata, mañana se puede dedicar al narcotráfico, pasado mañana al tráfico de órganos o todo junto, depende de las circunstancias geopolíticas y de las oportunidades económicas. O sea, una vez que libera un territorio donde poder traficar, obviamente lo libera para poder obtener ganancias y se va dedicando a cada uno de estos crímenes, según la ocasión.

La segunda cuestión que tenemos que tener presente es que cuando el crimen organizado se desarrolla de manera sistémica, estamos en presencia de un estado mafioso, un estado de mafiosidad. Estado de mafiosidad es cuando la corrupción y la mafia se asocian, hacen una especie de casamiento y forman este estado de mafiosidad, donde el Estado le garantiza los negocios al crimen organizado.

La tercera cuestión es que la manera efectiva de combatir esto tiene que ver con la incautación de los bienes de la mafia, porque si partimos de la base de que lo que más le importa al mafioso es el dinero, y va cambiando de rubro criminal según la ocasión, la manera más efectiva de desmantelar a estas redes es justamente atacando su base económica, persiguiendo la ruta del dinero, e ir incautándole todos los bienes y reutilizarlos a favor de la sociedad, algo parecido a lo que aquí en Italia se hizo con la ley Pio La Torre o algo parecido a lo que se hizo en Brasil con la enmienda constitucional que recientemente autoriza a expropiar los bienes de los esclavistas y reutilizarlos a favor de las víctimas.

La cuarta cuestión es que tenemos que garantizar la reinserción laboral efectiva, plena y digna de las víctimas de trata, sean víctimas de trata o sean víctimas de adicciones. Reinserción plena y digna significa trabajo estable, que los estados tienen que tener un cupo de admisión para dar trabajo registrado y reparación a las víctimas de trata y tráfico o de delitos de índole mafiosa. Por que? Porque han fracasado en todo el mundo las alternativas para formar micro-emprendimientos individuales, que de alguna manera dejan librada a la suerte de la propia víctima su reinserción social. La reinserción social tiene que estar garantizada, porque sino se convierte en un comercio de un montón de ONG, de un montón de fondos de cooperación internacional, donde en general no se resuelve nada, se da vuelta, y las víctimas vuelven a estar re-victimizadas. Tenemos que tener claro el diagnóstico: La víctima de trata, una vez que es rescatada, una vez que es atendida o contenida, psicológica y espiritualmente, cuando tiene que reinsertarse socialmente no va a conseguir trabajo, porque ningún empresario le va a dar trabajo a una víctima que estuvo tres años en un prostíbulo, tres años en un proceso de recuperación y lo mismo pasa con las víctimas de adicciones, entonces del mismo modo que existe un cupo para las personas con capacidades diferentes o discapacitadas, para reinsertarse en el Estado, en muchos países del mundo, tiene que haber también un cupo para las víctimas de trata de manera tal de que cuando se esté en pleno proceso de recuperación tenga un norte y tenga un horizonte de promoción humana. Y volviendo al punto de partida: el trabajo digno, concretamente, el trabajo estable, el trabajo en comunidad es lo único que logra derrotar a las relaciones de servidumbre y en la medida en que no logremos resolver este problema, que se puede resolver en parte con la incautación de los bienes de la mafia, y en parte garantizando que el Estado asuma la responsabilidad de reparar a las víctimas de modo directo o alentando a que se lo haga en el ámbito privado con algún régimen de incentivos para las empresas que se ocupen de contratar de manera estable y digna a las víctimas de delitos de tipo mafioso. Creo que estos son caminos prácticos que podemos tomar para empezar a resolver estos problemas.

El narcotráfico está fuertemente vinculado a la trata de personas, sobre todo a la trata de personas con fines de explotación sexual, porque sigue la misma ruta y además porque el tratante ha descubierto que se le cuadruplica el negocio, que es mucho más fácil reducir y someter a la víctima y no solamente “cosificarla” sexualmente, sino además convertirla en dealer, o sea en distribuidora de estupefacientes. De hecho el consumo de cocaína, el consumo de pastillas de diseño, ha crecido exponencialmente en muchos lugares de América Latina y particularmente en la Argentina, a partir de los departamentos privados, o partir de los burdeles, o a partir de los prostíbulos en muchos de los cuales ya la actividad de explotación sexual ha pasado en segundo lugar, pasando en primer plano la actividad que tiene que ver con la distribución masivas de estupefacientes. Hoy la Argentina, por ejemplo, es considerada, según las Naciones Unidas, el primer consumidor latinoamericano de cocaína, el tercer exportador mundial, y esto ocurre porque los centros de distribución están en un 90% dentro de los prostíbulos. Es decir que los tratantes logran reducir con más facilidad la víctima, la que convierten en adicta, y a su vez cuadruplican el negocio por la venta de estupefacientes.

El otro motivo por el cual la Argentina tiene tal nivel de desarrollo del narcotráfico y de la trata y del trabajo esclavo es que es un país donde es muy sencillo lavar dinero. Lavar dinero a través de sociedades anónimas, lavar dinero a través del fútbol, lavar dinero a través de impresas constructoras. Es muy fácil burlar al Estado, burlar los mecanismos por los cuales se disimula el origen del dinero. Esto también ocurre en otros países del mundo. En general cuando las organizaciones que luchan contra la trata no la conectan con la lucha contra el lavado de dinero fracasan. Por qué fracasan? porque, en el mejor de los casos, podrán recuperar alguna que otra víctima o podrán lograr cerrar uno o dos prostíbulos, pero la estructura económica de la red criminal sigue cada vez más poderosa, sigue cada vez más rica, y por eso afirmo que si no luchamos integralmente contra este delito no vamos a poder derrotarlo.

El arte de los Jesuitas durante la conquista de América, es que a diferencia de Montesinos, a diferencia de Fray Bartolomé de las Casas, o de Clarkson en Inglaterra, sacerdote anglicano, que hacía fuertes homilías contra la esclavitud también, y que fueron importantes, la diferencia, es que ellos enfocaron el problema integralmente. Integralmente significa, acá hay que construir misiones, acá hay que tratar de solucionar los problemas que tenían los aborígenes en aquel momento, que se vinculaban al alcohol, que se vinculaban a cierta vida promiscua, entonces trataron de construir un sentido de comunidad a través de propiedades colectivas y a través de propiedades individuales con los núcleos familiares. Ese sentido de comunidad, de igualdad, de reconocer concretamente el idioma, la cultura, la idiosincrasia del otro fue lo que permitió que durante casi doscientos años hubiera una cantidad muy importante de aborígenes que escaparan de la encomienda, que escaparan de la esclavitud y se refugiaran en esas misiones que fueron virulentamente atacadas por los factores del capitalismo en aquel entonces, que querían empoderar a la tiranía del dinero y cosificar a los seres humanos en aras de la máxima ganancia.

En la historia argentina hemos tenido también, desde la época de la declaración de la independencia al reconocimiento, a la igualdad de los hombres, la abolición de toda forma de esclavitud y de trata. En lo jurídico la verdad es que somos un país muy avanzado. Cuando uno mira la Argentina desde afuera parece que fuéramos realmente Suecia o Noruega. Cuando uno la ve de adentro ya parece otra cosa totalmente diferente. Lo que hemos tenido en la Argentina durante muchos años ha sido una terrible distancia entre el discurso, entre el cuerpo jurídico, y lo que ocurre en la práctica. Lo que ocurre en la práctica es muy diferente a lo que dice el cuerpo jurídico. Tenemos dos leyes anti-trata, una sancionada en el 2008 y la otra sancionada en 2012, pero no hemos logrado reducir sustancialmente el medio millón de esclavos que tenemos, distribuidos en la industria del textil y en la industria de agricultura que requiere mano de obra intensiva. No hemos logrado reducir muy sustancialmente lo que tiene que ver con el crecimiento de la trata sexual y mucho menos con los delitos vinculados al narcotráfico.

Hubo una polémica – y con esto termino – hace algunos días relativa a si la Argentina marchaba hacia un proceso similar al de México, a partir de un dialogo que hubo con Francisco y de algunos reportajes que el propio Francisco también hizo, y quiero decirles que sí, que la Argentina estamos en una situación realmente muy complicada donde, si no se da cuenta a tiempo de que tiene que enfrentar estos delitos de tipo mafioso, corre el riesgo de entrar en situaciones de violencia como las que ya atraviesan nuestros hermanos de México y de Colombia y que realmente después es muy difícil salir.

Justamente porque tenemos un estado de mafiosidad. El concepto de mafiosidad es un concepto italiano que se creó durante la época de Mani Pulite. Estado o cultura de la mafiosidad era cuando el estado interactuaba con el crimen organizado y le garantizaba y participaba en los negocios. Esto es lo que está ocurriendo hoy en la Argentina o sea, no solamente hay funcionarios corruptos que utilizan lo público con fines privados, sino que algunos de estos funcionarios corruptos buscan la ventaja comparativa del cargo que tienen para garantizarle al crimen organizado la supervivencia, el desarrollo de los negocios, y por supuesto, luego el propio funcionario participa del negocio. Por eso hemos encontrado jueces de la Corte Suprema de Justicia que tenían prostíbulos, por eso hemos encontrado jefes de gobierno adentro de prostíbulos, por eso hemos encontrado financiamiento de campañas de grandes partidos por parte del narcotráfico, por eso hemos encontrado una gran cantidad de viviendas – viviendas ociosas – que se construyeron con el dinero del lavado que proviene de la mafia. Es decir que en este momento la interacción entre la clase política, entre los tres poderes del estado y la mafia es bastante preocupante, y si la población no advierte y no empieza a reclamar políticas publicas, y no empieza a reagrupar a los honestos, y no empieza a trabajar en pos de la comunidad y del bien común, claramente corremos el riesgo de entrar en un proceso de “mexicanización”. Y esta claro que con ese término Francisco no buscaba estigmatizar al querido país hermano de México, sino señalar un proceso histórico concreto en el cual un estado transita de una corrupción generalizada a un estado de mafiosidad y después entra en un periodo de violencia del cual es muy difícil salir. Los mexicanos hablaban hace diez años de evitar la “colombianización”, también refiriéndose a un proceso histórico concreto mediante el cual la sociedad colombiana fue envuelta en una ola creciente de violencia. Yo creo que estamos frente a este proceso histórico concreto en la Argentina, en el cual, lamentablemente, la sociedad gira en torno al dinero, y no en torno al hombre, y lo que hay que recuperar, justamente, son los conceptos fundamentales por los cuales partimos del principio que tienen mucho que ver con el mensaje de Francisco: la sociedad centrada en el hombre, recuperar el sentido de comunidad, a través de la cultura del encuentro, terminar con los delitos de tipo mafioso, la defensa de la vida, de la libertad y de la dignidad y la práctica del bien común. Básicamente, este es el motivo por el cual estamos luchando y por el cual hemos venido a explicar y proponer humildemente algunas opiniones y escuchar la experiencia de Ustedes. Les agradezco mucho la invitación.